Hidratación y salud.

 

¡Hola de nuevo! Soy Carmen, la nutricionista de Clínica Alemania. 

Hoy hablaremos de la deshidratación. 

Aunque parece una afección que todos conocemos, es importante recordar sus causas, repercusión y tener en cuenta algunos grupos de personas especialmente vulnerables. 

La deshidratación es un cuadro clínico que se origina debido a la excesiva pérdida de agua y electrolitos por disminución de la ingesta hídrica y/o aumento de las pérdidas. Los síntomas de alarma son irritabilidad, micción menos frecuente y orina concentrada, fatiga, confusión y mareos. 

Esta condición afecta a todos los grupos de edad durante los meses estivales, pero cobra especial relevancia en niños, madres lactantes, deportistas, y personas de avanzada edad.


Aproximadamente un 30% de las personas de avanzada edad sufren de deshidratación en verano

Con la edad, la reserva de líquidos del organismo y la capacidad de contención hídrica decrecen mientras que la sensación de sed se ve mermada. Esta condición fisiológica se puede ver agravada en ciertas patologías como la diabetes, la demencia, las enfermedades renales y con la polimedicación. 

Si tienes una diabetes descontrolada aumenta el riesgo de deshidratación y, de manera inversa, la deshidratación provoca que la glucosa se concentre en el torrente sanguíneo.

Una deshidratación leve a moderada durante los meses cálidos, práctica de ejercicio intenso o paralela a diarrea o vómitos puede suponer un aumento de glucosa en sangre de 50-100 mg/dL. 

¿Y en los niños? En niños, si bien la etiología más frecuente es la pérdida digestiva (por gastroenteritis), la actividad física continuada y el no pedir regularmente agua para beber por olvidos les hace también vulnerables durante el verano.


Ante la subida de las temperaturas es primordial insistir en la correcta ingesta hídrica en niños pequeños, personas mayores y dependientes, así como personas con patologías crónicas.  

La principal fuente de hidratación debe ser el agua. Es importante incidir en ello tras el consumo creciente de bebidas azucaradas y refrescos en la población que, además de no ser saludables, desplazan la ingesta de agua. Además, una alimentación equilibrada centrada en materias primas de origen vegetal (verduras y hortalizas, frutas, legumbres, etc.) puede aportarnos la cantidad de vitaminas y minerales necesaria mientras nos mantiene hidratados. 

Finalmente, existen también otros alimentos, como el té y el café, que actúan como diuréticos, lo que puede aumentar las pérdidas y favorecer la deshidratación. 

Mantenerse hidratado durante todo el año es importante, pero más aún en verano.


Ven a conocernos y te explicaremos más sobre cómo mantenerte sano por dentro y por fuera.

Te espero en la Clínica Alemania.

Hasta pronto.

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